fbpx Aprende a invertir en Bolsa - Trading de futuros | Trading de Futuros Pasar al contenido principal

Aprende a invertir en Bolsa - Trading de futuros

Que la Bolsa ofrece oportunidades diarias para ganar dinero, está claro, pero ¿cómo aprovecharlas? ¿De qué manera introducirse en esta actividad y cómo aprender a invertir de forma profesional?

Lo primero es tener claro que aprender a invertir en Bolsa conlleva tiempo y energía. De hecho cualquier trader profesional te dirá que quizás sea una de las cosas más difíciles que puedes hacer. Esto es así porque se trata de un proceso que te enfrentará a tí mismo, y es que, para tener éxito en esta actividad, tienes que ser capaz de aprender a actuar siempre a favor de tu mejor interés.

¿Dónde reside la parte complicada del proceso? Al fin y al cabo parece que se trata de aprender a realizar un cierto número de distinciones y llevarlas a la práctica, y de hecho, desde cierto punto de vista es así: hay que aprender las bases del trading profesional, aprender a pensar en probabilidades, aprender a gestionar el riesgo, aprender a gestionar las emociones, y aprender a encontrar oportunidades de inversión. Esta es la primera parte del proceso: la comprensión de los elementos clave.

Estos elementos son verdaderamente fundamentales, y así, comprender que el trading se basa en explotar una ventaja estadística y no en adivinar el futuro, o saber qué tiene que pasar para que el riesgo de ruina de tu sistema se sitúe por debajo de cero, son requisitos necesarios para poderse dedicar profesionalmente al trading. Ahora bien, no basta con estos elementos, así como tampoco es suficiente con saber identificar oportunidades de inversión. Lo que hace a un trader consistente no es su capacidad de análisis, ni su nivel de conocimiento de los mercados, sino más bien su habilidad ejecutiva a través de la cual explota ese conocimiento de forma práctica.

Vayamos pues por partes y establezcamos una primera distinción: necesitamos aprender un conjunto de elementos que son necesarios, y necesitamos ser capaces de aplicar dichos elementos de forma práctica. Hasta aquí es más o menos lo que uno debe de hacer para dominar cualquier habilidad, ya sea tocar el violín, o jugar al ajedrez: hay un conjunto de principios que tenemos que aprender, y que en el caso del violín pueden tener que ver con la armonía o el solfeo, y en el caso del ajedrez con la teoría de aperturas o los finales, y luego hay que llevar ese conocimiento a la práctica.

Justo aquí está el elemento clave que frecuentemente es pasado por alto: llevar el conocimiento a la práctica. Cuando uno aprende a tocar un instrumento musical y practica, no está arriesgando sus ahorros. Si sus resultados no son los esperados no pierde mucho, necesita seguir practicando y con el paso del tiempo eventualmente mejorará. Lo mismo pasa con aprender a jugar al ajedrez, mientras se aprende uno no pone en riesgo su patrimonio, pero en el caso del trading es distinto ya que son muchos los aspirantes a traders que no dudan en abrir un cuenta en real y arriesgar su capital antes de tener un dominio práctico. Las consecuencias son desastrosas tanto para sus bolsillos como para su autoestima.

Para aprender a invertir en la Bolsa necesitamos adquirir un conjunto de elementos que tienen que ver, entre otras cosas, con la capacidad de identificar oportunidades de inversión, pero luego tenemos que entrenarnos para actuar correctamente ante esas oportunidades, con la particularidad de que, si no lo hacemos correctamente perderemos dinero.

Lo que parece lógico pues, es demorar la parte en la que arriesgamos nuestro capital: primero practicamos en simulado, con una cuenta que no es de verdad, e intentamos aplicar el conocimiento que hemos adquirido sin la presión de tener que arriesgar nuestro capital antes de estar suficientemente preparados. Luego, cuando ya somos capaces de ganar en simulado, podemos hacer la transición a real.

Esto es lo que nos dice la lógica, pero en realidad no es tan sencillo ya que llegará un punto en el que tendremos que arriesgar nuestro capital. Es ideal llegar a ese punto desde la confianza de estar aplicando la disciplina y el plan de trabajo en simulado y de forma consistente, pero nada nos garantiza que seremos capaces de soportar la presión de arriesgar nuestro capital con cada decisión.

Y es que al final, por más que nos entrenemos en simulado, para ser traders profesionales tenemos que arriesgar nuestro capital, y eso implica necesariamente la posibilidad de perderlo. Esta potencial amenaza se yergue como un obstáculo insalvable para muchos aspirantes a traders que no soportan la idea de poder perder sus ahorros con sus decisiones.

¿Por qué tiene que ser tan complicado? ¿Si lo estamos haciendo bien en simulado por qué íbamos a hacerlo mal en real? La lógica nos dice, nuevamente, que no habrá ninguna diferencia, pero la realidad es que la mayoría de los que lo intentan no lo consiguen sino con mucha dificultad. Esto se debe a las interferencias emocionales en las que se suele incurrir.

El operador que ha hecho las cosas bien, ha aprendido las bases conceptuales del trading profesional y se ha entrenado con una cuenta simulada hasta demostrarse a sí mismo cierto nivel de competencia práctica, deberá aprender a gestionar su respuesta emocional cuando pase a operar en real. En simulado el “dolor” de una operación negativa es puramente imaginado, en real ese “dolor” se traduce en una pérdida de dinero.

Un trader profesional sabe que tomará operaciones perdedoras, pero también sabe que opera con una ventaja estadística y que con el paso del tiempo ganará más de lo que perderá. Un trader que está formándose también lo sabe, pero es fácil que el dolor de una pérdida interfiera en su capacidad de analizar el mercado. Es fácil que después de una operación negativa sienta el impulso irrefrenable de saltarse su plan de trabajo. Desarrollemos un ejemplo típico:

El trader ve una oportunidad y la toma. Al operar en real siente la necesidad de defender su posición y cuando el precio se mueve a su favor sitúa su stop inicial en el punto de entrada, de esta manera ya no puede perder. El precio retestea el origen del movimiento expulsándole y después hace un desplazamiento en la dirección prevista.

En la siguiente oportunidad el trader actúa pero deja el stop en el lugar inicial. El precio se mueve a su favor, pero luego retrocede y termina sacándolo del mercado con una pérdida. No pasa nada. El trader ya sabe que actúa en base a una probabilidad y que tomará operaciones perdedoras. Pero en el fondo siente una cierta rabia por haber salido en break even en la primera operación y haber salido con full stop en la segunda.

En la tercera oportunidad el trader decide estar fuera del mercado. No entra, duda y deja escapar una buena entrada. El mercado hace lo que él preveía pero él está mirando así que, ni gana ni pierde. Pero en el fondo pierde. Pierde porque deja de ganar. Esa operación le hubiera resarcido de la pérdida y le hubiera abultado la cuenta.

En la cuarta oportunidad el trader actúa y la operación resulta perdedora.

Ya está. Ya tenemos el trader en modo emocional. Sí, el operador en nuestro ejemplo se sabe toda la teoría, analiza el mercado correctamente, entiende su funcionamiento, comprende su estructura y la manipulación profesional, sabe con qué cantidad de su capital tiene que operar, y a pesar de ello su resultado está siendo negativo con lo que es muy fácil que exista un cierto dolor emocional, y dicho dolor dificulta el que el trader sea objetivo en su análisis. Esta carga emocional hace muy complicado el proceso de ser un trader profesional porque es en estos momentos en los que el trader debe de seguir su plan de trabajo con disciplina y es en esos momentos cuando más expuesto está a cometer errores, errores que se originan por una mala gestión de sus respuestas emocionales.

Para aprender a invertir en Bolsa se tiene que seguir un proceso bien conocido: primero es necesario invertir tiempo en adquirir el conocimiento necesario sobre el mercado, aprender a identificar oportunidades de inversión, y a prender a gestionar el riesgo, y después hay que llevar dicho conocimiento a la práctica de manera que podamos transferir lo que sabemos en lo que hacemos, nuestro conocimiento en una conducta exitosa.

Esta segunda parte es realmente complicada por la interferencia de nuestras emociones y miedos en el proceso. Para poder lograrlo de la forma más óptima posible queremos desarrollar un proceso de entrenamiento dirigido. Un proceso que nos permita dar pequeños pasos: primero reconocer las oportunidades a toro pasado, luego en tiempo real, luego comprometiendo dinero virtual, y finalmente comprometiendo nuestro capital, pero sobre todo lo que necesitamos es un modelo de referencia al que poder imitar, un modelo que nos sirva de guía y de inspiración, un modelo de éxito al que poder seguir, que ya esté haciendo lo que nosotros tenemos que hacer, y que responda nuestras dudas y nos señale nuestros errores.

Cualquier persona suficientemente motivada aprenderá un sistema de éxito y sabrá reconocer oportunidades de inversión, pero sin un entrenamiento adecuado se encallará en la parte de aplicar dicho conocimiento. Comenzará a cometer errores que le saldrán muy caros tanto en dinero y tiempo, como en frustración y dolor emocional, y al final sentirá que está dando vueltas en círculo. Para hacer las cosas aún más difíciles, lo que el aspirante a trader suele hacer ante esta situación es cambiar el sistema con el que trabaja. No comprende que la falta de resultados no tiene tanto que ver con el sistema como con su capacidad de aplicarlo correctamente, e intenta solucionar un problema mal planteado. El resultado es un recorrido por muchos sistemas distintos y durante mucho más tiempo del necesario.

Así que, para aprender a invertir en Bolsa es muy recomendable poder aprender de un trader profesional que ya lo esté haciendo, que en la fase de entrenamiento nos pueda dirigir por el buen camino, nos enseñe a reconocer nuestros errores y a gestionar nuestras emociones, y que nos sirva de modelo y de inspiración. De esta manera estaremos en mejor disposición para dar los pasos que nos lleven hacia la consistencia.