EL PRECIO QUE TIENES QUE PAGAR PARA SER TRADER
El otro día escuchaba una entrevista a un profesional americano del Fitness.
Un seguidor de su canal le preguntaba si era posible para cualquier persona adquirir el nivel de definición de determinado atleta y compartía algunas imágenes en las que se veía un cuerpo sin un ápice de grasa, como si hubiese sido esculpido en mármol.
El profesional, le venía a decir que sí, que era posible, pero que debía estar preparado para pagar el precio que ese tipo de cuerpo reclamaba.
Cuando fuese a cenar con sus amigos debía llevarse su propia comida en una fiambrera.
En casa, debería renunciar a tener nada más que el tipo de alimento de calidad necesario, nada de procesados o ultra procesados, nada de azúcares refinados o aceites refritos, mucha fibra, mucha proteína de calidad y un estilo de vida asceta y comprometido.
Debía estar dispuesto a medir los macronutrientes de todo lo que comiera a lo largo de su vida, calcular las calorías y establecer un plan deficitario permanente.
Debía estar dispuesto a entrenar físicamente para contribuir a movilizar los ácidos grasos y todo un compendio de obligaciones y más obligaciones.
Al final, la reflexión era que, aunque fuese posible, uno debía atender a la factura.
Que no había un secreto que, al conocerlo, evitase hacer los pagos.
Más bien, había una serie de decisiones que tomar y sostener en el tiempo.
Todos pueden desear un cuerpo con unos abdominales cincelados, alcanzarlos y sostenerlos depende de que pagues el precio que reclaman.
Y todo eso, me hizo pensar en el trading, porque también en esta actividad, debemos estar dispuestos a pagar el precio.
Querían que su capital trabajase para ellos, pero no querían ahorrar ese capital.
Querían conseguir tiempo libre pero no estaban dispuestas a invertir su tiempo libre en formarse y aprender.
Querían desarrollar una práctica profesional pero hacían un esfuerzo de aficionado.
Querían un trading plan efectivo pero no estaban dispuestos a aplicarlo con disciplina.
Querían personalizar su operativa pero no querían hacer backtesting, mejorar las salidas de sus operaciones pero no dedicar tiempo a estudiar los datos, eliminar errores de ejecución pero sin inverti tiempo en trabajar sobre sí mismos.
El trading es una actividad que tiene un potencial incomparable para abrirte la puerta de los recursos. Puedes poner tu dinero a trabajar para ti a interés compuesto. Puedes escalar tus resultados y conseguir más haciendo el mismo esfuerzo. Te es dado dedicarle muchas menos horas que en otras profesiones, pero hay un precio que pagar.
Si te limitas a soñar con lo que puedes conseguir sin ver que, a esos logros les acompaña una factura, te estarás haciendo un flaco favor.
En cambio, si mantienes la vista puesta en el horizonte pero trabajando en el presente, si atiendes al progreso que puedes ir haciendo día a día, y si estás dispuesto a trabajar sobre tus errores, uno por uno y de forma sistemática, no hay nada que pueda impedirte el éxito.
El trading es una verdadera meritocracia porque el mercado nos trata a todos por igual. Tu nivel de estudios, la riqueza de tu familia, tu género o tu país de origen influyen de manera relativa. En cambio tu empeño, tu visión, la dedicación y la persistencia te permiten superar casi cualquier obstáculo.
Pero debes tener en cuenta que no hay atajos: el camino es el que es y tiene las etapas que tiene, y bien es cierto que te pueden decir lo que debes hacer, y que pueden señalarse los procesos necesarios para un trading de éxito, nadie puede recorrerlo por ti.