A UN PASO DE LA META EN TU TRADING
Me he preguntado muchas veces porque hay tantos traders que logran un determinado nivel de éxito y luego regresan a la casilla de salida.
Traders que ganan durante unos días y que, después, devuelven sus ganancias, son consistentes durante cierto tiempo y luego tropiezan absolutamente.
A veces, parece que “ya lo tienen”, que ya lo han conseguido, pero se autodestruyen.
¿Por qué?
¿Si operas con éxito en simulado, qué te hace fracasar en real?
¿Si operas con éxito en real, qué te hace saltar el proceso, que te permite lograr ese éxito?
¿Si estás progresando día a día porqué, de repente, devuelves todo lo que llevas ganado?
Creo que se trata de un proceso de defensa.
Hay una parte de ti que no quiere que cambies, quiere que sigas siendo quien eres, con tu actual nivel de éxito.
Se trata de es parte que prefiere “lo malo conocido que lo bueno por conocer”.
Es esa parte de ti a la que le aterra esa nueva persona en la que puedes llegar a convertirte porque eso implica que ella dejará de jugar el papel que ha jugado durante toda tu vida.
Cuando más cerca estés de lograrlo, cuando más te acerques a tu meta, más fuerza tendrá. En un intento desesperado para que todo se quede como siempre, para que no cambies, para que no te transformes, para que no te superes, sabotear tu progreso.
Al ver como avanzas hacia tu meta entra en pánico, si lo logras ya no serás el mismo. Como decía Wendel Holmes: Una mente estirada por una nueva idea jamás regresa a su estado original. Tu mente, estirada por la evidencia de tu éxito, dejará de ser la mente que era. La persona que has sido, con la que te sientes cómodo, la que conoces, desaparecerá ¿y entonces qué?
¿Cómo va a permitir que acabes con ella? ¿Cómo va a dejar que cruces la meta sin hacer nada? Eso supondría su aniquilación y reclama un sabotaje en toda regla.
Regresando de batallar en la guerra de Troya, Ulises estaba tan cerca de casa que su tripulación veía desde la cubierta del barco, las columnas de humo de sus hogares. Esa cercanía le infundió tranquilidad y confianza y decidió echar una cabezadita. Pero la tripulación de su nave aprovechó que dormía para abrir una bolsa que le había regalado el rey Eoloo y que ellos pensaban que contenía un tesoro. En la bolsa estaban encerrados los vientos adversos que desencadenaron una tormenta como nunca se había visto y mandaron la nave miles de leguas hacia atrás y lejos de Itaca, lo que retrasó en varios años el retorno a sus hogares y supuso muchas penurias y dificultades.
El peligro es más grande cuando la meta está a la vista, cuando la consistencia está a tocar de la mano, cuando estás a un solo paso. En ese momento la sombra sabe que estás apunto de derrotar y ahí es cuando, en un último impulso, como si de un animal herido y acorralado se tratara, arremete y golpea con todas sus fuerzas.
Observa tu propio desempeño por sí ya lo has vivido. Reflexiona sobre esas veces en las que parecía que ya lo tenías, que la consistencia te era dada. Estabas confiado como Ulises y bajaste la guardia. Tal vez habías estado operando durante un tiempo con cierta solvencia y comenzabas a imaginar todo lo que podrías conseguir si te mantienes en esa línea. Si con un contrato consigues esto, con diez contratos estarías en otra liga. Solamente debes mantener el mismo análisis, la misma ejecución, la misma gestión y aplomo, y de repente, esos coches, esas casas, esas experiencias dando la vuelta al mundo se desvanecieron como una pompa de jabón.
De nuevo las mismas viejas operaciones perdedoras, las mismas malas políticas de gestión de la posición, los mismos miedos, las mismas improvisaciones. Habías regresado a casa, con esa sensación de familiaridad, lo malo conocido. Tus sueños pisoteados y tu sombra sonriendo por dentro. Esa mediocridad le es tan agradable. Está en su salsa. Ahí se siente segura. Es su territorio.
Tu desesperación es su tranquilidad. Tu pierdes los nervios, ella gana la calma. Tú te frustras y ella se relaja.
Debes estar alerta ante esas maniobras desesperadas de última hora. Debes ser cuidadoso y esperar el contraataque. No liberes esos vientos que te alejarán de Itaca.