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Cómo tener una ventaja real en tu trading

Cómo tener una ventaja real en tu trading

Tal vez fuese un sueño, pero era un sueño muy real. Podía tocarlo todo, verlo todo en detalle, y sí, estaba en la sala de mandos del Bellagio. El casino era suyo, ahora podría ganar una fortuna!!! En su primer día como propietario pasearía por la sala, controlaría lo que estaba sucediendo. Quería causar una buena impresión a los demás socios, tenía que evitar a toda costa que alguien hiciera saltar la banca, o eso creía él.

Así que, cuando se acercó a las mesas de la ruleta y vió que había clientes apostando al rojo y clientes apostando al negro, dudó. Uno de los dos bandos iba a ganar, cuando vio clientes apostando al par, pero también clientes apostando a impar, una vez más dudó, iba a tener que repartir dinero entre todos esos clientes ¿cómo se suponía que iba a ganar una fortuna si había clientes en ambas partes de las apuestas?

Y ahí comenzó a ponerse nervioso, la fortuna que pensaba que estaba por fin a su alcance se desvanecía como una bocanada de humo, y despertó agitado y empapado de sudor.

Él era trader, ¿por qué había soñado en ser dueño del Bellagio? Tendría que dejar de ver tantos vídeos sobre trading, o tal vez no, tal vez debería llevar a la práctica lo que ya sabía que a nivel teórico.

Los propietarios de un casino no podían intervenir en la mesa de la ruleta, no podían trucar la bola, no podían hacer trampas en ninguna jugada a nivel individual, pero es que tampoco le hacía falta. Pasara lo que pasara, saliera el resultado que saliera en cualquier jugada de cualquier mesa, al final de la noche habrían ganado dinero para el casino, sí o sí y todas las noches. No iban a ponerse nervioso por el resultado individual de una jugada cualquiera, ¿qué más daba que fuera, rojo, negro, par o impar? La banca siempre gana.

¿Por qué entonces se ponía nervioso cuando operaba? ¿Por qué sentía que le latía el corazón si el precio iba en su contra? Con cada tick, con cada pequeño movimiento su angustia aumentaba.

Se suponía que sabía operar, había aprendido a leer la acción del precio, tenía un sistema, ¿por qué sufría entonces? Se sentía tan idiota como su personaje soñado ¿O es que acaso no sería idiota que el propietario del Bellagio sufriera por el resultado individual de cada jugada en cada mesa, y cada noche?

Igual que un casino explota una ventaja a su favor, él, como trader, también tenía que hacer lo mismo. Disponía de un sistema que ponía las probabilidades a su favor, eso estaba claro porque el backtesting lo evidenciaba una y otra vez, pero entonces ¿por qué no lograba ganar en real?

¿No sería que era él mismo el origen de sus pobres resultados? Si otra persona, con el mismo sistema que él había estudiado, en el mismo mercado, lograba ganar ¿qué explicaba que él tropezara semana a semana?

Una de las primeras cuestiones que apareció en su mente fue sobre si tomaba o no todas las operaciones que aparecía en su pantalla, la respuesta era un claro no. La primera en la boca. Se suponía que debía tomar todas las operaciones, claro, pero la realidad es que no lo hacía porque creía que había algunas que estaban mejor definidas que otras. No iba a tomar aquellas que parecía malas, pero, si se ajustaban a su sistema, ¿qué más daba su opinión? ¿Acaso podía saber lo que iba a suceder antes de que sucediera? En ese momento se dio cuenta de que ese era un comportamiento supersticioso e inadecuado. 

Estaba actuando como si pudiera saber qué estaba por pasar, entonces cuando decidía participar era porque su convencimiento estaba en esa operación. No quería perder así que evitaba tomar operaciones “malas” lo que era idiota una vez más, una operación mala ¿qué era? Si estaba bien definida por las reglas de su sistema ¿qué sentido tenía que eligiera operaciones? Sabía lo que debía pensar, pero una parte de sí le mantenía aferrado al pensamiento supersticioso, por un lado su marco teórico, por otro lado sus verdaderas creencias subconscientes.

Con una ventaja a su favor debía tomar todas las oportunidades sin apego emocional, porque no hay forma posible de saber qué está por pasar, y qué operaciones serán ganadoras y qué operaciones perdedoras. Sería como suponer que uno puede saber de qué color será la casilla en la que caerá la bola que aún está en movimiento.

Lo que solía pasar era que elegía oportunidades, pero ¿qué sucedería si esperase un resultado aleatorio? ¿qué sucedería si realmente fuera capaz de aceptar que el resultado aislado de cualquiera de estas operaciones es completamente aleatorio, independiente del anterior, y del siguiente?

A nivel emocional ¿se sentiría de una forma distinta? Si verdaderamente lo aceptase ¿afectaría esto a sus emociones? Si cambiase sus  expectativas ¿se sentiría distinto sobre esto?

Entonces pensó en las máquinas tragaperras. Él no era especialmente aficionado a ellas pero en alguna ocasión había arriesgado algunas monedas, pero ahora se daba cuenta de que, en esos casos no había un enganche emocional. Simplemente introducía la moneda, le daba a la palanca y esperaba que pasara lo que tenía que pasar. Si ganaba bien, y si perdía también. 

¿Por qué no hacía lo mismo como trader? ¿Por qué se comportaba como si el resultado de una operación aislada estuviera en sus manos? ¿Acaso lo estaba? Un solo operador individual podía negar la ventaja de su sistema en una operación cualquiera. El mejor soporte del mundo podría romperse con que un solo trader estuviera dispuesto a aceptar un precio inferior. Bastaba con que una sola persona apretara el botón del mouse para que la ventaja asociada a su “entrada perfecta” saltar por los aires, pero eso ya estaba contemplado dentro del porcentaje de operaciones perdedoras. Su sistema le permitía ganar en simulado una y otra vez porque estaba asociado a una esperanza matemática positiva que hacía su aparición en una serie de operaciones. Se sabía la teoría, pero en la práctica estaba comportándose como un imbécil porque actuaba como si fuera capaz de determinar el resultado de una operación aislada

Era un tema de gestión de expectativas. Mientras que ante una máquina tragaperras aceptaba realmente un resultado aleatorio, cuando estaba ante el mercado su mente le jugaba una mala pasada y le hacía creer que era capaz de determinar el resultado individual de una oportunidad que aún no se había expresado.

A nivel teórico sabía que tenía una ventaja. No podría saber qué operación sería ganadora y qué operación perdedora, pero sabía que a la larga ganaría más de lo que perdería, así lo hacía en simulado, pero en real pasaba algo que le hacía actuar en contra de sus propias ideas,los pequeños movimientos del precio en su contra. Eso era algo que no podía soportar. En su fantasía una operación ganadora no solamente debía llegar a su objetivo de profit, sino que debía hacerlo rápidamente y sin apenas retrocesos en su contra, en caso contrario, bueno, terminaba poniéndose nervioso, moviendo los stops, dudando.

Sabía que el resultado asociado a una operación aislada era completamente aleatorio e impredecible, eso se lo decía la lógica y el sentido común, pero cuando estaba frente a la pantalla y analizaba sus oportunidades sentía que era distinto. La siguiente oportunidad parecía que iba a ser ganadora, estaba bien formada, en la zona adecuada, en el momento del día adecuado. Era como si hubiera un mecanismo en su mente que le hiciera creer que el hecho de que apareciera un cierto patrón, comportamiento o resultado, le daba una ventaja en esa operación en concreto. Veía lo que hacía el precio y se hacía creer que tenía una ventaja individual, independiente de una serie, por eso actuaba como lo hacía, por esto tomaba la operación o no la tomaba ¿las tomaría si tuviera dudas sobre el resultado? Por otro lado ¿podría no tener dudas?

Una parte de él comprendía que no tenía forma de saber si esa oportunidad en concreto sería ganadora a nivel individual, otra parte se comportaba como si pudiera conocer qué iba a suceder antes de que sucediera.

Para que la ventaja asociada a su sistema de trading se expresara a su favor, para que pudiera ganar a lo largo del tiempo, debía actuar de la misma forma que lo hacía el propietario de un casino. Desapegarse del resultado individual de cada mesa y tomar todas las oportunidades que se presentarán sin dejar que su miedos y dudas interfirieran, y eso implicaba que no debía darle mucha importancia al resultado aislado de una operación, de hecho de ninguna de ellas.

Había conseguido mantener su entereza ante una operación perdedora, o dos, claro, lo aceptaba y tomaba una siguiente operación, pero si había una tercera operación seguida en negativo comenzaba a dudar, y muchas veces se saltaba la cuarta, y resultaba que por algún extraño fenómeno esa sí resultaba ganadora, pero él ya no estaba participando, luego se animaba a tomar la quinta que volvía a ser perdedora y entraba en un estado de completo desasosiego, de frustración y dolor emocional. Un estado que reavivó el recuerdo de todas las veces en las que se había equivocado, de todo el sufrimiento que había padecido, de todos los errores cometidos a lo largo de su vida dentro y fuera del mercado.

Si uno espera un resultado aleatorio y obtiene un resultado aleatorio ¿qué problema emocional puede tener? Simplemente todo sucede acorde a sus expectativas. El debacle comienza cuando se espera un resultado determinístico en un entorno de probabilidad. Esperar que ese set up sea ganador en vez de aceptar que el resultado favorable demanda una serie de operaciones.

Supongamos que vamos a operar el retesteo de un soporte. El precio aguantó en esa zona con anterioridad y nuestro sistema establece una probabilidad mayor a que vuelva a haber un movimiento alcista del precio. Debemos tomar un largo, pero ¿podemos saber si el soporte aguanta? ¿Podría a aparecer un participante vendiendo a mercado que reventara la zona? Claro que también podría aparecer un falso quiebre del soporte para expulsar a los que van largos y generar una especie de Spring, así que uno debe determinar hasta qué nivel de precios acepta que la perforación del soporte sigue siendo válida, y a partir de qué punto la oportunidad que está explotando está invalidada.

Con anterioridad aparecieron compradores en la zona, pero ¿volverán a aparecer? ¿Hay alguna forma fehaciente de saberlo? De hecho no la hay. Uno podría estar leyendo el libro de órdenes y ser víctima de un espejismo. Las órdenes limitadas pueden aparecer y desaparecer. Incluso un operador con verdadera intención compradora podría cambiar de opinión en el último momento y cancelar sus órdenes. Pero ante un escenario definido en tu sistema debes actuar aceptando la incertidumbre. Si ese tipo de operación está en tu trading plan debes tomarla, sin dudas, sin apego, sin contemplaciones. Lo que esperamos es que las probabilidades estén a nuestro favor, y estamos dispuestos a arriesgar una cierta cantidad de “distancia” desde el punto de entrada para saber si estamos en lo cierto. Pero si el desequilibrio favorable no aparece, no aparece. Punto.

El operador típico que no opera desde este punto de vista, y que no es capaz de manejar sus expectativas, está pensando, al tomar una operación, que es una “buena operación”, que tiene razón, que sabe lo que sucederá a continuación.

Y muchas veces no pondrá un stop porque para predefinir su riesgo debe decidir, cuánto dinero está dispuesto a perder para averiguar si esa operación funciona o no funciona. Pero él no piensa así él cree que sabe lo que sucederá.

Debemos tener en cuenta que el miedo afectará la forma como percibimos la información, nos centraremos en la fuente de la amenaza y dejaremos otros elementos fuera. Si tenemos la expectativa de sufrir dolor dispararemos los mecanismos del miedo.

Los movimientos del precio en una dirección o en otra no son en sí mismos dolorosos, pero podemos interpretarlos para que sí lo sean, somos nosotros interpretando lo que percibimos y dotándolo de sentido los que nos hacemos sentir ese dolor emocional.

Si un trader está operando desde un estado de miedo al error, es decir, se convence a sí mismo de que está en lo cierto, de que su juicio es acertado y el mercado se mueve a la baja, comenzará a poner su foco de atención en la fuente de su amenaza. Él no soporta la idea de equivocarse, el error, la equivocación, el no tener razón le hace sufrir porque le recuerda el acumulado de veces en el que esto ha sucedido, desde la vez que hizo el ridículo frente a los demás compañeros de primaria al contestar mal a una pregunta de su profesor, hasta la vez que le entró a una chica y esta le rechazó, pasando por todas las operaciones perdedoras que ha encadenado. Es un dolor tan real como una patada en los huevos, una angustia tornada sufrimiento que no está dispuesto a tolerar. Su cuerpo está en alerta y ha activado los mecanismos de prevención, no quiere que sufra y evitará la amenaza siempre que le sea posible, así que, si el soporte no aguanta y el precio comienza a ir a la baja ese operador intentará evitar el error, si el precio no toca su stop no habrá perdido ¿verdad? Si no hay stop no puede saltar ¿verdad? De ahí la idiotez de operar si stop o la tentación de alejarlo una y otra vez.

Cada vez que, en esa perforación del soporte el precio hace un pequeño movimiento al alza y le aleja de una potencial pérdida, él se alivia, su dolor se mitiga, ahí está el foco de nuestro trader, su atención está en cada uno de los ticks al alza del precio, sobrepondera su significado y deja de darle importancia a todos los movimientos bajistas. Deja de ver objetivamente la realidad del precio, el precio sigue bajando, pero él se centra en los pequeños movimientos al alza por debajo del soporte. Cada tick alcista le alivia el sufrimiento y su mente le hace creer que esos pocos ticks a su favor son mucho más relevantes que el gran movimiento en contra.

Al estar centrado en salir de una situación dolorosa, de evitar estar equivocado, ¿será capaz de ver que el precio está generando una nueva tendencia bajista? No, Estará totalmente ciego. Lo que sucederá es que poco a poco se irá activando el recuerdo de aquellas ocasiones en las que se ha equivocado y ha tenido consecuencias negativas, de todos sus errores, sus pifias y sus meteduras de pata, hasta que llegará un punto en el que no podrá soportar más sufrimiento, no estará dispuesto a que el precio retroceda un tick más, un euro más.

Cuando el dolor de perder un euro más sea mayor que el dolor de admitir que estaba equivocado, cancelará la operación. Y lo que se dirá es que ha sido el mercado el que le ha hecho eso. Pero en realidad es un sufrimiento autoinfligido.

Al querer tener razón en una actividad donde tener razón no tiene cabida, pierde la razón. Su error es intentar evitar el error. Se equivoca al intentar no equivocarse. Consigue justo lo que quiere evitar.

Al final cuando mira la operación dolorosa que ha tomado se pregunta ¿por qué no entré corto? ¿Cómo puede ser que no viera que el mercado estaba iniciando una tendencia bajista? ¿Por qué me aferré a la idea de que iba a ir al alza a pesar de (lo que ahora veo como) evidencias?

Es por este motivo que nos quedamos ciegos y al alejarnos de la amenaza, cuando hemos salido de la operación o cuando repasamos nuestra operativa, nos decimos ¿cómo puede no ver eso? La respuesta es sencilla: Porqué estás haciendo trading de operación en operación en vez de en bloques y le das tanta importancia al resultado individual que terminas dejando información fuera.

La amenaza de esa operación le puso en un estado parecido al de elegir entre la vida y la muerte. Un operador profesional no hace trading de esta manera, simplemente no es posible ser consistente con esa mentalidad.

El planteamiento debe ser otro: determina tu riesgo, averigua si esta oportunidad funciona o no en esta ocasión, y ves a por la siguiente entrada, determina de nuevo el riesgo en ese escenario, averigua si funciona o no y ves a por la siguiente, esto es lo que debes hacer y nada más.

Pero lo que debes ser capaz de responder es ¿qué debes hacer para que seas capaz de hacer eso? ¿Entiendes? Ya te sabes la puta teoría,  ahora ¿qué harás?

Imagina que el mercado, en vez de ir hacia abajo va hacia arriba desde el soporte, es decir, imagina que la operación se mueve a su favor. ¿Dónde crees que va a poner el foco de atención nuestro amigo? En los movimientos contrarios del precio. Es la operación que buscaba, pero si el precio se mueve en su contra se siente amenazado sobremanera. Ha estado en muchas operaciones en las que el mercado le ha terminado arrebatando sus ganancias así que se fija sobretodo en los downticks, y al final termina generando lo que quiere evitar. Sale mucho antes de que la operación haya expresado todo su potencial. Corta sus ganancias y deja correr sus pérdidas.

Cagan como un elefante y comen como un pájaro, como dicen en Chicago.

¿Tendría este problema si realmente creyera en un resultado aleatorio, si aceptara que haya una distribución aleatoria entre ganadores y perdedores, si dejase a un lado la ilusión de que necesita saber lo que sucederá para ganar dinero haciendo trading? ¿Que esperaría si tuviera ese tipo de creencia? Si aceptara la realidad de que basta un solo operador a nivel mundial para negar su ventaja, si lo entendiera verdaderamente. Obviamente no estaría atrapado en ese tipo de problemas emocionales.

No puedo saber lo que hará una operación aislada, por lo tanto no le doy ningún tipo de poder para que influencie mi estado emocional.

Insisto, lo que debes hacer es definir el riesgo en cada operación y averiguar si la siguiente oportunidad definida en tu trading plan se expresará a tu favor o no, despegarse del resultado individual de esa operación e ir a por la siguiente, y a por la siguiente, pero lo que debes saber responder es ¿qué debes hacer para que seas capaz de hacer eso?