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El mapa del trading

Uno puede sentir que su forma de hacer las cosas es la “normal”, que él piensa como piensa, que decide como decide, pero ¿es eso así? ¿Hay una forma de pensar universal o tú tienes la tuya, yo la mía y otros la suya? Y lo más importante ¿un operador profesional debe desarrollar su mente de determinada manera? ¿es eso posible? ¿podemos cambiar la forma como pensamos y como manejamos nuestra cabeza?

Vamos a partir de un modelo cognitivo, no porque sea el mejor, el más válido o el más completo, sino porque es suficientemente sencillo como para que nos aporte valor, como traders, en la comprensión de nuestras mentes, y por lo tanto, nos de un punto de partida sobre el que mejorar.

Intentaré explicarlo de forma sencilla: 

Desde que somos pequeños aprendemos a dar sentido a la información que percibimos, la agrupamos en pautas, en modelos y en esquemas que nos permiten sobrevivir, estos modelos son “mapas” con los que nos orientamos y tomamos decisiones, pero, y aquí radica el punto clave, no son “la realidad”. Son representaciones.

Una cosa es el territorio y otra el mapa que representa ese territorio ¿verdad? En nuestras cabezas hemos ido almacenando información con la que elaboramos mapas mentales, nuestras experiencias enriquecen esos mapas y les aportan más matices y mejores distinciones y recurrimos a esos mapas para orientarnos en el mundo.

En tu camino como trader has ido elaborando un mapa de lo que significa operar, de lo que es el mercado, de lo que forma tu sistema, tus entradas, tus lecturas, las decisiones que tomas cuando estás frente al mercado no son una respuesta a la “realidad” del mercado, sino más bien a la representación que haces del mercado.

Tus mapas mentales no son la realidad, sino una representación que utilizas por su valor informativo.

Y de la misma forma que un mapa de carretera que contiene errores reduce su utilidad y nos puede acarrear fatales consecuencias, un mapa mental cuyas partes estén desajustadas, al que le fanten trozos, o que contenga fallos tampoco nos permitirá llegar donde queremos.

Imagina que vas conduciendo por un puerto de montaña que está mal señalizado, tomas un desvío que en tu mapa está señalado como “transitable” pero que en realidad se trata de una senda de pastores. Te quedarás probablemente encallado sin poder avanzar.

Imagina que tu representación de lo que es un cambio de tendencia en un mercado está mal señalizado, que te faltan piezas. Si operas partiendo de ese modelo tomarás operaciones erróneas.

El modelo cognitivo hace una analogía entre el funcionamiento de un ordenador y el funcionamiento de nuestra cabeza: hay unos inputs de información que son procesados y con los que realizamos ciertas operaciones.

Tus sentidos, tus ojos, tus oidos, tu olfato, captan información que llega a determinadas partes de tu cerebro, es interpretada y te permite sacar conclusiones.

Pero no ves toda la información que está ahí a fuera, nuestros ojos solamente nos permiten captar cierta banda del espectro electro magnético, no podemos ver ni los ultravioletas, ni los infrarojos, están ahí, en la realidad, pero no los podemos percibir directamente. Vemos una flor como blanca, pero puede que una abeja la vea en tonos completamente distintos.

Cometemos un error si pensamos que lo que vemos “es la realidad”, lo que vemos es la parte de la realidad que nos es dada percibir.

Pero además percibimos a través de nuestro lenguaje y de las distinciones que somos capaces de hacer, es decir, nuestra experiencia influye en lo que somos capaces de percibir. 

Tu estás en una montaña nevada y ves nieve, tal vez seas capaz de diferenciar la nieve en polvo de una capa de hielo, pero un Inuït es capaz de ver decenas de tipos de nieve diferentes. Miráis lo mismo, pero veis cosas distintas ¿por qué? Su experiencia está ordenada en distinciones que tu no puedes hacer. Para ti hay “solamente nieve”.

Lo mismo pasa con un trader profesional que mira el mismo gráfico que tú y ve “cosas” que tu no ves. Están ahí, pero no puedes darles sentido y por lo tanto, para ti no existen en la misma forma que existe para el trader profesional.

Donde tu ves un conjunto de velas que está en un cierto movimiento lateral, por ejemplo, él ve una módulo de compra institucional que está listo para despegar. Miráis lo mismos, pero veis cosas distintas.

¿Te das cuenta de la importancia que tiene los mapas con los que operas el mercado? Si contienen errores tus decisiones contendrán errores ¿lo ves?

A lo largo de tu carrera como operador has ido elaborando el mapa del trading. Es a través de ese mapa que tomas tus decisiones de entrar largo o corto, en un punto o en otro, protegiendo de una manera o de otra, tomando beneficios en un momento o en otro.

Pero lo que ves no es la realidad, sino una representación.

De entrada los gráficos con los que analizas el precio ya son abstracciones, disposiciones de la información que enfatizan unos aspectos, ocultan otros y distorsionan unos terceros. ¿Lo ves?

Un gráfico de velas japonesas, por ejemplo, con la coloración del cuerpo de las velas, enfatiza visualmente la relación entre el precio de apertura y el de cierre, y se basa en el tiempo, un gráfico de rango enfatiza el desplazamiento de precio y no el tiempo, un gráfico tipo footprint te da información de la agresividad en la subasta de precios, etc. Todos estos gráficos son formas de representar un conjunto de transacciones reales en las que podemos enfatizar ciertos aspectos, y que, necesariamente, dan menos peso o ninguno a otros aspectos. Por lo tanto debería ser evidente que, si partimos ya de un tipo de representación no estamos viendo la realidad.

Pero es que encima, nosotros percibimos a través de nuestras distinciones, esto es, damos sentido a lo que vemos, que ya hemos dicho que es una representación, a través de lo que hemos aprendido. Si hemos agrupado determinado tipo de comportamiento en un modelo al que llamamos “zona de acumulación”, lo que vemos puede que tome esa forma, si hemos aprendido a ver a través de zonas de soporte y resistencia, puede que vemos eso, y si hemos aprendido a ver figuras técnicas como banderines, puede que sea eso lo que veamos.

Lo primero que debes realizar es el hecho de que tu representación del mercado es una abstracción que enfatiza ciertos aspectos informativos y que minusvalora otros.

Lo segundo es que impones tus propios modelos a lo que ves. Eres tú, con el desarrollo técnico que tienes, y con la capacidad de realizar o no, determinadas distinciones, el que “ve una maniobra de manipulación institucional”, o el precio “lateralizando en rango”.

Y luego, es importante que te des cuenta de que eso no es todo. En un tercer nivel tus estados emocionales entatizarán ciertos aspectos informativos y dejarán en la sombra otros. Si estás despistado puede que no te des cuenta de que el precio acaba de cerrar por debajo del precio de apertura diaria. Si tienes miedo a perderte una oportunidad puede que le des más importancia a los elementos informativos que señalan una posible compra, y menos a los que indican que te quedes fuera. Si acabas de perder una operación puede que veas la información actual del precio como “menos clara”.

Con esta forma de entender tu mente puedes librarte de la culpa, que no de la responsabilidad. No te pierdes en el bosque porque eres tonto, te pierdes porque el mapa que estás utilizando es inapropiado. Igual que no te pierdes una operación porque seas un mal operador, sino porque el mapa que utilizas para dotar de sentido a la acción del precio está empobrecido.

Con esta forma de entender tu mente puedes poner el énfasis ahí donde debe estar: asegúrate de que dispones de modelos prácticos, útiles, efectivos. Al fin y al cabo no son “la realidad” sino solamente herramientas que deberían estar a tu servicio y facilitar tu éxito.

Si quieres mejorar tus resultados como operador, considera seriamente aprender el sistema Milenio y entrenarte con nosotros en Trading de Futuros.com