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El trading es mucho más

No es que te pueda ayudar a rentabilizar tus ahorros, que también, no es que pueda darte ingresos con los que sustituir tu actual profesión. Es que puede dejar a un lado todo lo que pensabas que era posible y ponerte en la cima de lo que te parecía imposible.

Pero esta reflexión no está centrada en lo que puedes lograr, eso es algo que has descubierto ya o que irás descubriendo a su debido tiempo. Esta reflexión es sobre la factura que debes pagar.

¿Por qué son tantos los llamados y tan pocos los elegidos? ¿Realmente somos tan distintos los unos de los otros? ¿Es necesario ser de determinada “pasta”? ¿O se trata de algo más, de algo mucho más simple, de algo que nada tiene que ver con quién eres, con tus circunstancias o con tus orígenes, con tu género, tu edad, o tu educación reglada?

Míralo así: Hay tontos viviendo del trading, personas que no brillan por sus hazañas intelectuales, que no han recibido educación formal, cuyas familias son humildes, de países menos afortunados que los tuyos, con herramientas mucho menos sofisticadas que las que están a tu alcance. También hay auténticos monstruos: virtuosos de los mercados, genios de la acción del precio, y desde determinado punto de vista tú y tus circunstancias estáis probablemente en algún lugar entre ambos extremos.

El punto desde el que partes tú, tanto a nivel de tu entorno, como de tus recursos, no determina lo que puedes lograr. Esas variables pueden facilitar algunos aspectos de tu carrera como operador, pero no pueden comprar tus consistencia. Pueden dificultar tu camino pero no pueden impedir tu éxito.

¿Qué es entonces lo que marca la diferencia? ¿Qué factor o relación de factores está detrás de todo esto? Si hay traders de éxito de todos los orígenes, características y circunstancias, ¿qué factor común tienen todos los que lo consiguen que es mandatorio para todos los demás?

¿Qué elemento, que pieza, que aspecto es verdaderamente fundamental y sí o sí debes hacer tuyo?

Cuando lanzan un cohete al espacio el 90% del combustible se utiliza al comienzo de la misión, su objetivo es lograr que la nave supere la fuerza de la gravedad que lo aferra, y luego, superada esa atracción, la nave se desplaza por el vacío del espacio sin mayor oposición ni resistencia, exactamente igual que un trader: la parte más importante del esfuerzo está dedicado a superar lo que te aferra y te mantiene pegado a tu viejo yo. Una vez te libras de esa fuerza no hay una oposición significativa.

El trading cambiará tu vida, pero primero tú deberás cambiar quien eres, y ese cambio personal es la parte más interesante y retadora de esta actividad.

Igualitaria desde determinado punto de vista, promete un tipo de riqueza difícil de lograr en cualquier otra actividad, escalable, sin ser necesariamente intensiva en tiempo, el trading se yergue como el cielo en la tierra, al menos desde el punto de vista material. Una aspiración a la que todos tienen derecho, una posibilidad a la que todos pueden acceder, un camino que le es dado recorrer casi a cualquier persona, pero en realidad, aun las personas intelectualmente más dotadas, las que cuentan con los mayores recursos financieros, materiales o técnicos, las más competitivas, disciplinadas, metódicas y sistemáticas fracasan en su mayoría. Fracasan. Se estampan contra un muro de granito. Son aplastadas por la losa de la falta de resultados. Sus aspiraciones, por loables que sean, acaban en el cementerio de los sueños rotos.

Lo que parecían virtudes son verdaderos obstáculos que les impiden aceptar la realidad: si cuentan con mucho dinero tardan mucho en aceptar su derrota y pueden dejar una fortuna en el camino, si son competitivos se obcecan en persistir y se levantan después de cada derrota, si son intelectualmente superiores racionalizan sus pérdidas y buscan un camino alternativo que suele ser más de lo mismo disfrazado de algo diferente, si son creativos ingenian nuevas posibilidades. Pero ni el dinero, ni la fuerza de voluntad, ni las ganas son factores que garanticen su éxito.

Puedes perder una fortuna o dos sin haber logrado nada. Puedes luchar como un deportista profesional sin avanzar ni un milímetro en tus resultados. Puedes crear mil marcos de comprensión diferentes en el campo de batalla equivocado sin que eso te de acceso ni a las migajas del pastel.

Entonces ¿dónde está la clave de vuelta? ¿Qué elemento permite el éxito? ¿Qué precio hay que pagar?

Lo voy a decir despacio: la mente con la que te acercas al trading, tus rasgos de personalidad y tus creencias sobre lo que necesitas hacer, probablemente no sean lo que te hace falta.

El tipo de esquemas mentales que activan, el significado que le das a tus percepciones, lo que te dices sobre lo que crees que está pasando te está impidiendo el éxito. Eres tú siendo el muro de granito. Eres tú siendo el obstáculo en tu camino, tú atenazando tus manos en tu propio cuello, estrangulando tus posibilidades.

Y claro que sí, claro que hay algunas personas que son verdaderos “naturales”, cuyos rasgos son los necesarios, pero creeme, son la excepción y estadísticamente tú no eres uno de ellos. Para estas personas hacer trading de forma consistente es lo más fácil del mundo, están cableados para lograrlo y no deben hacer mucho trabajo sobre ellos mismos para explotar sus talentos. Cuando les escuchas te das cuenta de que han nacido para el trading, han logrado la consistencia sin más: un poco de trabajo, algo de esfuerzo y ya está. Son los peores profesores porque creen que los demás son como ellos. No se dan cuenta de que el elemento clave es un rasgo de personalidad que son incapaces de transferir a sus alumnos. A sus ojos las pérdidas de los demás son incomprensibles porque para ellos lo que hacen es casi un don del que no son conscientes.

El trading es mucho más porque puede cambiar tu vida, y porque implica cambiar quien eres.

Implica cambiar quién eres, cómo piensas, qué esquemas activas, cómo te manejas en un entorno de incertidumbre, cómo tomas decisiones bajo presión, cómo gestionas tus respuestas emocionales.

La probabilidad de que hagas eso de forma espontánea es equivalente a la probabilidad de que un chimpancé tecleando una máquina de escribir redacte El Quijote. ¿Es posible? Si, podría ser. ¿Es probable? Es muy poco probable.

Si no has logrado transformarte en un trader consistente, si no estás al otro lado del espejo, y llevas algo de tiempo en este camino, probablemente estés planteando mal tu trabajo.

Entiende que el doble de esfuerzo en el mismo planteamiento equivocado te dará el mismo tipo de resultado erróneo. Si no logras los resultados que buscas para y reflexiona. Escucha. Llevo años trabajando con personas en tu misma exacta situación, con tus mismos exactos sueños, que están intentado lo mismo que tú, más de lo mismo no te dará lo que buscas. Empeñarte en seguir por ahí no es la solución. Estás recorriendo un laberinto en forma de círculo y ya has dado varias veces la vuelta sobre el punto de partida. Más de lo mismo disfrazado de algo diferente.

Hay dos dimensiones distintas: una fácil y una difícil. Una muy evidente, y otra oculta. Una sencilla y otra tremendamente complicada.

La primera dimensión señala lo que debes hacer para operar con éxito: Aplicar un sistema que ponga la probabilidades a tu favor, manejar el riesgo de ruina y permanecer disciplinado. Punto.

Esta dimensión ocupa la mayor parte de la literatura sobre trading, es divertida, entretenida, estimulante: sistemas, análisis, modelos, indicadores, gráficos.

¿De verdad es tan difícil aprender un sistema de trading? ¿En serio? ¿Ese es el reto? ¿Analizar el mercado en base a la acción del precio, a los indicadores, o a un modelo? ¿Encontrar oportunidades de inversión es un reto? ¿Escenario en los que las probabilidades sean asimétricas? ¿Eso es taaaan difícil? ¿Ese es el verdadero reto?Te has enfrentado a cosas muchísimo más complicadas, has preparado exámenes en materias infumables, has superado pruebas atléticas para superhombres, incluso has sobrevivido a la paternidad, con noches de insomnio inacabables, llantos y berrinches. Tus antepasados se han enfrentado a combates cuerpo a cuerpo, han sobrevivido al frío, al hambre, al envite de las fieras ¿y tú no puedes aprender un puto sistema de trading que te de una ventaja?

Obviamente que este no es el reto.

Aunque solo te funcione la mitad del cerebro, analizar el mercado y encontrar un punto en el que las probabilidades se desequilibran te es dado. De hecho apostaría a que hace mucho tiempo que ya sabes hacer eso.

Pero esta es la primera dimensión. Hay algo más. Algo mucho más relevante. Algo que hace que el trading sea un verdadero dolor de cabeza. La dimensión que habla de tu transformación personal.

Mira, tú eres como eres. Piensas como piensas, sientes como sientes, activas los esquemas que activas ¿verdad? Pues resulta, escucha bien, resulta que si crees eso, si crees que tu forma de ser es la que es. Que de hecho tu eres tu forma de ser, tu forma de pensar, de sentir, entonces estás muerto como trader. No podrás lograrlo. No podrás porque esto es lo que está sucediendo. Esto es lo que se está interponiendo entre tú y tus resultados.

¿Por qué crees que tus resultados son mediocres? ¿Por qué crees que permaneces en esta lucha? No es la parte técnica, no son tus modelos sobre el mercado, ni tus sistemas de trading, no es la forma cómo determinar el punto de entrada o cómo gestionas tu posición. Esto son distracciones entretenidas, te mantienen ocupado mirando en la parte equivocada mientras el mago está metiendo la paloma dentro del sombrero.

La mente con la que llegas al trading es una mente perfectamente preparada para hacer frente a un entorno que nada tiene que ver con el mercado. Es una mente que ha evolucionado para sobrevivir en la sabana, que reacciona heurísticamente a las potenciales amenazas, que es aversiva a la pérdida, que no soporta la incertidumbre, que no piensa en probabilidades, que busca la determinación, es una mente emocional que responde al miedo, que improvisa, que salta y se arrastra por las masas, perfecta para sobrevivir en la tierra, un desastre para hacer trading.

Esa mente maravillosa, alucinante, poderosa, no te sirve. Debes domesticar tu pensamiento. Es necesario que te conviertas en trader, no solamente desde el punto de vista técnico y analítico, eso es sencillo, sino desde el punto de vista de tus esquemas mentales, de tus sesgos cognitivos, de tus creencias, de tus interpretaciones.

El proceso a través del cual lograrás esa transformación es el entrenamiento. Un tipo de actividad diseñada para señalarte tus puntos débiles, para darte recursos con los que hacerles frente, con los que transformarte.

No hay otro camino más directo.

Vas a tener que transformarse en trader. No es que vayas a aprender algo, un modelo, un sistema, un conjunto de indicadores, y que eso, que es conocimiento, te vaya a convertir en trader. Ser trader habla de tu identidad. No es solamente que debas tener ciertas habilidades es que debes ser capaz de “ser” de determinada forma, de pensar de ciertas formas, de activar ciertos esquemas.

Las buenas noticias son que ese es un camino que te es dado recorrer. Aunque hayas fracasado hasta el momento. Aunque no veas la salida. Cualquier persona dispuesta a trabajar sobre sí misma es susceptible de convertirse en trader. Lo que no quiere decir que el camino a recorrer sea fácil. Pero si lo que perseguimos es suficientemente importante debemos hacerlo ¿no crees?