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Trading, ¿profesión o entretenimiento?

Trading, ¿profesión o entretenimiento?

Dicen que la actitud determina la altitud, y en el trading no podría ser más cierto. Una persona que desarrolle la actitud correcta conseguirá las más altas cotas de éxito, mientras que una persona con la actitud equivocada no logrará despegar.

Si tienes la posibilidad de observar a personas interesadas en la Bolsa te resultará fácil agruparlas en dos categorías: las que desean el éxito y están dispuestas a hacer lo que es necesario para ello, y las que desean el éxito pero dejan sus resultados en manos del azar.

Las segundas son muy abundantes: quieren conseguir una rentabilidad fabulosa a su capital, pero no quieren pagar el precio en disciplina y rigor que, ese éxito reclama. Su forma de proceder es errático, improvisado, débil, poco sistemático y variable. Es como si lo que desearan fuera jugar a la Bolsa, más que convertirse en operadores profesionales. Y así les va, se funden cuentas, se frustran, y echan pelotas fuera señalando cualquier factor menos ellos mismos como responsables de sus resultados.

Son personas que operan sin un trading plan, que ahora toman una operación por un motivo, y al rato otra, por un motivo completamente diferente, que cambian de sistema a cada pocas operaciones, o de mercado, o de marco de representación, personas que no registran sus operaciones para no tener que analizar sus resultados, o que si las registran no las repasan para identificar áreas de inconsistencia, suelen distraerse rápidamente y pasar de una cosa a otra con facilidad, ahora atienden al mercado y ahora revisan su correo electrónico... Con estos hábitos no es de extrañar que no logren ser consistentes.

Pero si lo que quieren es tener éxito ¿por qué no hacen lo que deben? ¿Es por desconocimiento? Podría ser, es más, seguramente en algunos casos es porque de hecho no tienen ni idea de lo que es necesario para ser traders ganadores. Podrían ignorar lo que es una "ventaja estadística", podría no saber cómo desarrollar la disciplina, o carecer de conocimientos sobre gestión del riesgo... No obstante es más habitual que estos hábitos perniciosos se den en personas que SÍ saben qué tienen que hacer, y no obstante, no lo hacen. Luego ¿por qué motivos iban a saltarse las reglas que les permitirían ser exitosos?

En algunos casos diría que por adicción emocional. El subidón de adrenalina que reciben cada vez que improvisan les puede mantener sujetos a esas conductas erráticas. Es como si fueran practicantes de deportes de riesgo. La finalidad no es ganar, sino sentir miedo. Una afición que, en el caso de la Bolsa, puede resultar muy cara. En esos casos es mucho más interesante ir a ver películas de miedo.

En otros casos es porque la indisciplina permite justificar unos pobres resultados. Así escuchamos que dicen cosas como: "Bueno, es que de hecho aun no he comenzado a operar en serio. Estoy probando cosas diferentes. En cualquier momento me pongo a hacerlo bien y os asombro". Ni que decir tiene que ese momento no llegará jamás.

El otro grupo de personas interesadas en la Bolsa se caracteriza por el desarrollo de una actitud completamente distinta, cuyo foco de atención parte de asumir la responsabilidad sobre los resultados que se desean. Una actitud congruente en el que, aquello que se desea, y aquello que se hace, van de la mano. Estas personas son una minoría, pero consiguen generalmente sus objetivos al alinear su conducta con sus metas.

Disponen de una ventaja estadística, de un plan de trading, de un sistema sólido, de disciplina, y de persistencia. Se toman el trading como una profesión y, de la misma manera que no irían en chanclas a la oficina, adoptan una aproximación seria y responsable ante el conjunto de tareas que tienen que desempeñar:

  • Tienen un trading plan en el que confían y que mantienen al día.
  • Registran su operativa sistemáticamente, no para cumplir, sino porque saben que es fundamental medir su desempeño.
  • Analizan sus operaciones de forma individual y buscan áreas de inconsistencia.
  • Mantienen el registro estadístico de sus resultados.
  • No introducen cambios improvisados en su forma de operar.
  • Se aseguran de monitorizar su estado de ánimo antes de lanzarse al mercado y, si no es el adecuado, no operan.

No se logra la consistencia jugando, sino desarrollando la actitud adecuada. Esto es un negocio y hay que desempeñarse en él con la misma seriedad con la que uno lo haría si estuviera el frente de una empresa de 1.000 trabajadores. Para jugar hay muchas opciones baratas y divertidas tales como los deportes de riesgo, los videojuegos, o el cine , pero a los mercados uno debe ir con los deberes hechos.