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El marco mental del trader

El marco mental del trader

¿Cómo serían tu curva de capital si quitaras de ahí todas las pérdidas que has generado fruto de la indisciplina? ¿Cómo sería si eliminamos los errores que has cometido por una mala gestión emocional? Errores por no tomar un set up bien definido porque tenías miedo, errores por lanzarte al mercado persiguiendo el precio, que se escapa en la dirección que indica un set up que no has tomado porque tenías miedo, errores por re-entrar en una operación en la que has sido barrido por tener el stop en medio del aire al haber entrado tarde, errores en los que el mercado te ha sacado de una operación en el punto de entrada justo antes de realizar el desplazamiento que esperabas porque el miedo te ha llevado a defender precipitadamente la zona, errores por aumentar el número de posiciones con el ánimo de recuperar una pérdida previa fruto de otro error, errores por dilatar tu stop ante un retroceso del precio por el deseo de que el precio se moviese en la dirección que anticipabas originalmente.

Probablemente tu curva de capital sería mucho más interesante que ahora, sin esos errores muchos traders estarían disfrutando del tipo de resultados que ahora solamente logran en su imaginación.

Ahora bien, el problema que quiero plantearte está en el intento de solucionar ese tipo de problemas. Lo que suele ser habitual es que el operador cometa un error de tipo emocional y se haga creer que lo que necesita es saber más sobre el mercado, luego se lance a por un nuevo libro, un nuevo sistema, un nuevo indicador o una nueva combinación de elementos técnicos. Eso es empeñarse en buscar las llaves del coche en el cajón en el que no están.

En ese cajón puede encontrar muchas cosas con las que entretenerse: gráficos interesantísimos que son la promesa de una visión nueva del mercado, algoritmos de gestión que reducen las pérdidas potenciales de un sistema y maximizan sus ganancias, nuevos productos financieros como las cripto monedas que prometen unas posibilidades enormes, pero eso no le llevará a ganar de forma consistente.

Unos pobres resultados fruto de una pobre ejecución, fruto de una mala gestión emocional y de una pobre disciplina, no se arreglarán aprendiendo más sobre el mercado

No hay conocimiento que valga. El problema hunde sus raíces en el subconsciente, en los condicionamientos, en los mecanismos de supervivencia que están programados por defecto, y el conocimiento sobre el mercado simplemente es algo de un cajón completamente diferente.

No encontrarás las llaves si sigues buscándolas ahí donde no están, por más horas que le dediques, pasión con la que te entregues, buena actitud y ética del trabajo que tengas.

Pero para eliminar los errores emocionales y disciplinarios te hace falta un marco mental específico, probablemente distinto del que abrazas actualmente. Con el marco mental adecuado no cometerás ese tipo de error y estarías actuando ya a favor de tu mejor interés.

Comprende que los errores de tipo emocional no se arreglarán “bloqueando” tus emociones, o a base de fuerza de voluntad. Mientras haya lucha habrá miedo y mientras haya miedo habrá bloqueo. Debes desintegrar la lucha y el esfuerzo. Simplemente no tiene cabida en el trading. No habrá lucha cuando realices el hecho de que no hay batalla, ni amenaza, ni enemigo.

Y para darte cuenta de eso necesitas percibir la información que el mercado genera de forma que eso sea posible.

La información que eres capaz de percibir depende de la riqueza de los mapas con los que observas el mundo. Si son muy ricos verás muchos detalles, si son más pobres tu visión será más borrosa. Con tu aprendizaje has ido enriqueciendo tus mapas del trading. Hubo en momento en el que veías un gráfico como un conjunto de rayas arriba y abajo, y ahora con las distinciones que has aprendido eres capaz de, ante la misma información, percibir áreas de soporte, tendencias, zonas de sobrecompra. La información es la misma pero el tratamiento que haces de esa información ha cambiado.

Eres tú, configurandote como un tipo específico de observador quien dota de sentido esa información. El mercado simplemente despliega su rastro en el mercado, tus y tus modelos agrupan esa información y la interpreta. El flujo constante de oportunidades solamente lo será para ti en la medida en que eres capaz de hacer determinadas significaciones.

Pero lo que es una oportunidad o una amenaza no está definido por el mercado. El mercado se expresa pero eres tú el autor de los significados que proyectas así que, si un retroceso del precio es la amenaza de una pérdida esa amenaza la has generado tú. El mercado no te amenaza, no existe nadie que lo haga, no hay un enemigo ahí fuera ni te están observando desde tu pantalla, nadie sigue tus operaciones y espera a que pongas el stop en determinado nivel. El mercado hace lo que debe hacer y tú, con el estado mental que activas ves el cielo o el infierno.

Y recuerda, si eliges el camino del sufrimiento, si ves amenazas, si le das sentido a la información neutra hasta dotarla de una carga emocional, no actuarás a favor de tu mejor interés como operador.

Una vez más no se trata de buscar la solución ahí donde no está. No se trata de eliminar los retrocesos del precio en contra de tus posiciones con la intención de que eso solucione el problema. Eso sería una mala definición del problema y te atraparía en otro laberinto.

Se trata de que comprendas que la amenaza la creas tú en tu mente, y la creas a través de los mecanismos de significación: procesos automáticos con los que dotas de sentido lo que crees que estás viviendo.

Pero no te pierdas, porque en el fondo lo que señalo es muy sencillo: necesitas un marco mental específico que ahora no tienes, en ese marco mental estás gestionando adecuadamente tus emociones y actúas con disciplina, en ese marco mental percibes la información del mercado sin ninguna amenaza y en ese proceso ya no activas ningún mecanismo de defensa o de lucha porque, simplemente, ya no existe enemigo contra el que luchar.

Disolverás las amenazas del mercado con el discernimiento y para eso tu punto de partida debe ser la aceptación del riesgo. Cuando participas en el mercado asumes un riesgo. Lo asumes. No lo evitas. No lo niegas. No lo erradicas. Lo asumes. Esto es así por la naturaleza misma de esta actividad en la que puede suceder cualquier cosa en cualquier momento.

Si el mercado puede hacer cualquier cosa, cada vez que participamos debemos asumir un riesgo. Nuestro poder, y una parte importante de lo que lleva a cambiar de marco mental, es la cuantificación por adelantado de ese riesgo.

Tu trabajo consiste en asegurarte de que el riesgo máximo que asumes no te pondrá nunca en riesgo de perder tu capital si encadenas una serie aberrante de operaciones en tu contra, lo que es un factor estadístico de tu sistema que debes controlar.

El trader consistente asume el riesgo. Acepta que no hay manera de saber si la operación que va  a tomar dará un resultado positivo o negativo y que debe actuar con esa incertidumbre.

El trader que está en el marco mental equivocado no participa a menos que esté seguro de ganar. Si no lo estuviera no comprometería su capital. Como sea que lo está, cuando lo compromete muchas veces no limita el riesgo. Participa porque espera ganar y sus sistemas se basan en confirmar sus entradas para tener el máximo porcentaje de éxito posible. Pero esta es una forma muy peligrosa de ver el mercado. Desde este punto de vista, el trader se condena por no aceptar la propia incertidumbre de una actividad basada en las probabilidades.

Este es un pequeño cambio que puede marcar la diferencia entre ser consistente o seguir perdiendo.

Aceptar el riesgo, aceptarlo verdaderamente. No huir del riesgo. No enmascarar el riesgo. No hacer ver que no existe el riesgo, si no aceptar que cada vez que participas asumes la posibilidad de que el mercado haga lo que deba de hacer y eso implica necesariamente que algunas veces se moverá en la dirección que favorece tus intereses y otras irá en su contra.

La clave de la consistencia como traer, no está en eliminar el riesgo de la operativa, si no en aceptarlo para poder manejarlo adecuadamente y el primer movimiento en esta gestión es, una vez más, interno: aceptarlo es crear un marco mental desde el que el trader vive esa realidad. Aceptarlo no es decir que uno sabe que lo debe aceptar pero luego actuar en contra de esa aceptación y mover los stops, buscar confirmación de las entradas, dudar, vengarse de las pérdidas, etc. Aceptarlo lleva a librarse de una vez por todas y sin esfuerzo, de las pérdidas debidas a la mala gestión emocional.

Al aceptarlo deja de haber amenaza. La información que genera el precio en sus desplazamientos dejan de ser potenciales pérdidas para pasar a ser la expresión misma del mercado. Un movimiento en contra de tu entrada no activa un mecanismo en supervivencia porque no supone una amenaza. Ya hemos aceptado la pérdida. Antes de abrir la posición ya hemos aceptado el resultado aleatorio asociado a esa operación en particular.

Si este marco mental lo que el trader suele hacer ante un movimiento en contra de precio es activar los mecanismos de defensa automáticos ante las amenazas: bloquear información, sobreponderar ciertos aspectos de un todo, sesgar la información, etc.

Eso genera comportamientos emocionales que acarrean pérdidas por indisciplina: stops que se apartan, defensas en BE cuando no toca, doblar contratos para recuperar una pérdida.

Estas pérdidas llevan al trader a desear aprender más del mercado con la falsa idea de que más conocimiento le permitirá no perder. Pero ya hemos visto que no puede no perder. Que al participar en un entorno incierto y explotando una probabilidad está obligado a perder, que las pérdidas forman parte de la operativa. Al aceptar la realidad de que un sistema que gana el 70% de las veces pierde el 30% de las operaciones, el trader desactiva las amenazas sin esfuerzo. No tiene que luchar contra nada. No hay batalla si no hay ejército enemigo. Sin amenaza no hay lucha y se está libre para actuar en el presente.

Perder por falta de disciplina no se soluciona aprendiendo sobre el mercado si no cambiando el marco mental, y ese cambio empieza por la aceptación del riesgo.