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EL SECRETO DE LA MOTIVACIÓN INFINITA

La visión podría ayudar, claro, pero para mi esa no es la última clave.

Obviamente que tener claro tus motivos te ayudará, crear esa imagen de los resultados deseados, de tus para qués, es un buen incentivo, amasar una pequeña fortuna no por ella misma sino por lo que puede hacer para ti, por las experiencias que te puede facilitar, por lo que puede aportar a las personas de tu entorno o por tu comunidad, estar al mando de tu tiempo, librarte de un jefe que te de órdenes, no depender de nadie ni de nada más que tus decisiones.

Esos deberían ser motivos para mantener el foco en esos días grises en los que por delante hay una cuesta aparentemente interminable, o en esos momentos en los que parece que los resultados no llegan, pero la clave, si me lo permites, no es que esa visión del resultado buscado te de el fuego necesario.

Hay días en los que da igual tu visión, hay días complicados, más pesados, menos inspiradores, días en los que es más difícil luchar por tus objetivos, en los que tal vez las cosas no salen como uno espera, o como uno desea. Intentas algo y no sale bien, lo que es visto como un obstáculo, como un freno.

Con el ánimo por el suelo ¿cómo permanecer motivado? ¿Y sabes cuál es el secreto? Te lo digo, que no necesitas estar motivado para hacer lo que debe ser hecho. Así de sencillo. Está muy bien esperar la inspiración de las musas, y es genial que sientas el impulso que te atrae hacia tus objetivos, pero si no estás motivado no pasa nada: te levantas y haces el trabajo igualmente.

No pongas excusas, no esperes que las cosas cambien antes de actuar. Te alejas de la idea de que para hacer lo que debe ser hecho tienes que estar en cierto estado mental, con cierta inspiración, animado, motivado o enfocado.

Eso está muy bien, pero para mi es erróneo. No necesitas nada de eso. Lo que debe ser hecho debe ser hecho. Te levantas, dejas tus excusas a un lado, y lo haces.

Y sí, tal vez con la acción te lleve la inspiración y la motivación, pero tal vez no, puede que tras ese primer paso siga sintiendo que no te apetece seguir, que no estás por la labor y que hay mil cosas más agradables, pero lo que marca la diferencia entre los adultos y los niños es que hagas lo que hay que hacer independiente de tu estado anímico.

¿Te imaginas un deportista profesional que solamente entrenase cuando estuviese inspirado? ¿Cuánto tardaría en abandonar la élite? ¿la habría alcanzado acaso alguna vez? Lleve pero igualmente sales a correr, hace frío pero igualmente te lanzas a la piscina, te duele el hombro pero entrenas a pesar de ello, estás frustrado por el resultado del último partido pero dejas tus excusas a un lado, abrazas esa frustración, dejas que te acompañe porque te da igual que estés ahí la frustración como te da igual que esté ahí la inspiración.

Sabes que, independientemente de cómo te sientas, harás lo que debes hacer. Así eres tú.

Adopta este enfoque, deja a un lado las excusas, no te cuentes historias y haz tu parte.