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Las creencias irracionales en el trading

Las creencias irracionales en el trading

Hemos visto que podemos modular nuestra carga emocional a través de la respiración y la relajación muscular, y que eso es imprescindible para poder trabajar sobre nuestros errores. Al regular nuestras emociones, creamos un espacio para observar nuestras ideas y cuestionarlas.

Una de las cosas más importantes que podemos asimilar es el hecho de que no son las cosas que suceden las que nos generan cierta consecuencia emocional, no son los acontecimientos en sí, sino más bien nuestra interpretación de los acontecimientos. No es el hecho de obtener un resultado negativo en una operación, sino más bien lo que nos decimos que eso significa: que somos malos traders, que no lo lograremos, que deberíamos de estar ganando, que es injusto que el mercado haya ido en nuestra contra, etc.

Albert Ellis, el psicoterapeuta que propuso la Terapia Racional Emotiva de Conducta, señala el hecho de que podemos estar interpretando los hechos bajo la luz de nuestras creencias irracionales y que deberíamos ser conscientes de este hecho. Si nuestras creencias son irracionales, lo que se derive de esas creencias será también irracional.

A través del control de nuestra carga emocional creamos el espacio mental que nos permite observar qué tipo de creencias tenemos, de manera que podemos cuestionarlas bajo la luz de la razón para ver si son o no racionales. Si nos decimos por ejemplo que “merecemos ganar porque nos hemos esforzado mucho”, ¿estamos siendo racionales? ¿verdaderamente merecemos algo por el hecho de que lo deseemos? ¿o es más bien que lo que nos pasa es que estamos confundiendo nuestro deseo con una realidad? Una cosa es que queramos ganar, y que nos esforcemos en hacer lo que debemos, y otra muy distinta que eso nos haga merecedores de ese resultado. No merecemos nada, nos hemos esforzado y seguimos trabajando, pero creer que “merecemos” algo es irracional: el mercado nada sabe de nuestros esfuerzos, deseos y sueños.

No obstante, si no tenemos en cuenta la falsedad de esas creencias, podemos muy bien adoptar una actitud errónea y exigir lo que entendemos que es nuestro. Pero, ¿a quién se lo vamos a exigir? Ese comportamiento sería irracional y podría tener consecuencias muy negativas. Bajo la influencia de una valoración fantasiosa e irracional, nuestras conductas podrían ser desadaptativas: creemos merecer un resultado positivo pero el resultado es negativo así que nos vengamos del mercado, lo atacamos, doblamos posiciones, entramos con más contratos de los que dicta nuestra política de gestión del riesgo. Es decir, nuestro comportamiento es fruto de nuestra forma de interpretar lo que acontece. No son los acontecimientos, sino más bien nuestra interpretación la que está en el origen de ese nuestros errores.

En el próximo capítulo veremos cómo realizar el trabajo interior necesario. Quedo a tu disposición para profundizar cualquier aspecto que sea de tu interés.