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Prefiero perder

Prefiero perder

Una de las cosas que captaron su atención inmediatamente, fue el hecho de que, como trader él iba a estar al frente de todas sus decisiones, nadie iba a decirle el mercado en el que operar, el horario que hacer, el punto en el que comprometer su capital, cuanto tiempo aguantar una posición, cuando tomar beneficios y cuando pérdidas. Todo esto lo decidía él, libertad absoluta.

De hecho, hay muy pocas profesiones que permitan tan alto grado de libertad, sin clientes, sin apenas proveedores, sin inmovilizados, stocks, logísticas, ni marketing. Y al frente un ser libre. Una persona que a lo largo de su vida ha valorado la individualidad por encima de cualquier otra cosa.

Alguien, que en los anteriores trabajos prefería ir por libre a hacer equipo, tomar sus propias decisiones que someterlas a la opinión del grupo, alguien que siempre ha confiado sobremanera en sus posibilidades, en su criterio y buen juicio. Alquien que, finalmente, encuentra en el trading el entorno perfecto para ejercer su libertad.

El frente al mercado y su mente como objeto de trabajo.

Si gana es por él y por nadie más, si pierde es por él y por nadie más. ¿Existe algo que ofrezca más libertad que esta?

Pero el caso es que pierde. Primero una pequeña cuenta, luego otra y luego otra, pero “eso es solamente dinero”, se dice, “hay algo mucho más valioso que el dinero, hay algo que el dinero no puede comprar, la libertad, esa sensación de estar en disposición de expresar lo que lleva dentro sin cortapisas, sin limitaciones, sin nadie a quién dar explicaciones”.

Bueno, tal vez hay una parte de él que no estaría de acuerdo, tal vez hay una especie de aldea gala en su mente, un reducto que no ha sido seducido por esa libertad, una parte que reclama resultados en dinero, no solamente en libertad. Esa parte dice que si, que el trading le permite hacer lo que él quiere, que decide todo, pero que, si no gana, y no gana ¿de qué le sirve esa libertad?

Pero esa parte es pequeña, no tiene la influencia necesaria para generar un verdadero cambio, no es más que una voz cansina que le pide explicaciones pero a la que puede despistar con una nueva expresión de libertad.

El trader que se creía libre.

¿Y tú? ¿Estás aquí por la libertad o estás aquí para ganar dinero? Creo que va siendo hora de que respondas a esta pregunta con sinceridad.

La libertad que ofrece el trading está al otro lado de la libertad que pretendes. La libertad financiera te permitirá comprar tiempo, y poder decidir dónde quieres vivir, cómo quieres vivir y demás, pero esa libertad está al otro lado del espejo. No puedes obtener esa libertad sin perder primero la aparente libertad de hacer lo que quieras.

Ir al mercado pensado que es el escenario perfecto para expresar lo que llevas dentro, tu creatividad, ingenio y buenas ideas, es muy caro. Es muy caro porque para ganar como operador necesitas hacer lo contrario de lo que deseas y no lo harás mientras prefieras perder dinero a perder la libertad.

Para poder ganar de forma consistente debes limitar tu conducta, debes confinarla a un grupo cerrado de comportamientos. No puedes hacer lo que quieras y ganar de forma consistente, puedes hacer lo que quieras, y perder, o hacer lo que te da una ventaja y ganar, pero esto último, hacer lo que te da una ventaja implica necesariamente una renuncia: tienes que confinar tu conducta a un proceso que te permita explotar la naturaleza misma del trading y esa naturaleza es probabilística. Para ganar en un entorno estocástico debes hacer aquello que te da una ventaja un número suficientemente grande de veces.

Si no eres capaz de sostener tu comportamiento, si quieres ser libre de elegir dónde entrar en esta operación, y dónde entra en la siguiente, si quieres elegir libremente el motivo por el que vas a tomar beneficios ahora, y más adelante quieres elegir con qué cantidad vas a participar, y nuevamente en la siguiente operación quieres sentir que eres libre de entrar por otro motivo. Esa libertad de elección, ese hacer lo que quieras, se interpondrá entre tú y tus resultados.

No puedes obtener resultados consistentes si no ejecutas de forma consistente. Si te mantienes improvisando, creando, expresando tu creatividad, tu curiosidad, tu ingenio obtendrás un tipo de resultados que serán la perfecta expresión de esa libertad: aleatoriedad como respuesta al hecho mismo de estar cambiando a cada operación el proceso que podría darte una ventaja.

Prefieres perder dinero a perder la libertad de elegir, y eso es lícito, entiéndeme, es tu vida! El único problema lo puedes tener con esa parte de ti que está en esta profesión por otro motivo, esa parte que quiere que tengas otro tipo de libertad, la libertad financiera, la libertad de quién está exento de obligaciones dictadas por el dinero, la libertad de elegir el equipo médico que quieres cuando tu madre lo necesita, de regalar una vivienda a tu hermano y de pagar los mejores estudios posibles para tus hijos.

Esa parte hace los números y ve que el trading tiene ese potencial, que se trata de una actividad que puede comenzar como una fuente complementaria de ingresos y transformarse en la principal fuente de ingresos, una fuente que puede crecer de forma exponencial. Pero para que eso sea posible, tienes que ser consistente y eso implica renunciar, y si lo que te atrajo del trading fue la libertad absoluta en la toma de tus decisiones, esa renuncia es algo que tal vez no estés dispuesto a hacer.

Lo que te lleva al trading es lo que te impide ganar. Buscas libertad y el precio que estás dispuesto a pagar para defender esa libertad es incluso la renuncia a la consistencia. Prefieres perder a construir tu comportamiento, a cerrarlo, o a limitarlo por un trading plan.

Pero sin eso, sin establecer los parámetros que hacen que te sea posible tener una ventaja sobre el mercado, cualquier atisbo de consistencia se esfuma. Si un conjunto de reglas no hay ventaja y lo que haces es pura aleatoriedad. Ganas una operación, pierdes la siguiente, ganas la otra, y vuelves a perder.

¿Hay algún problema con esto? Al fin y al cabo es el operador quien lo elige. Es una parte de él tan poderosa que se impone a la otra. Esta parte está dispuesta a no ser consistente si puede mantenerse improvisando, elige perder a disciplinarse, poder crear e innovar a doblegar su voluntad y a confinarla dentro de los parámetros cerrados de un sistema.

Es el trader contra el trader en una valla donde quién gana y quién pierde son la misma persona. Una escisión mental contra otra, una configuración mental que se orienta a la libertad de conducta contra una configuración que ve lo que sería capaz de lograr con disciplina.

Hay un tipo de trader que vive este drama a diario. Se hace perder en el mercado con tal de no perder su libertad, se hace sufrir con sus pobres resultados con tal de no disciplinarse, de no obligarse a seguir un conjunto de reglas, se condena a no lograr la consistencia porque no soporta la idea de tener que limitarse a hacer lo que está establecido. Si, hay una serie de pasos que le llevarían al destino que dice buscar, que le harían ganar dinero, pero ¿de qué le vale ese dinero si tiene que renunciar a su libertad?

¿Qué le podemos decir a ese trader? Si es él quien se interpone en su camino ¿quiénes somos nosotros para decirle nada? ¿De qué servirá que le hagamos saber que hay otro tipo de libertad, la financiera, escondida justo detrás de la duna de la disciplina? ¿De qué servirá que le hagamos saber que con esa libertad podrá comprar bienes, servicios y tiempo? Mientras él crea que se pierde a sí mismo, mientras entienda la disciplina como un acto de renuncia, mientras valore el poder tener todas las opciones a su disposición y prefiera ese escenario al dinero no habrá argumento que le convenza. Si, un parte de él entenderá tu lógica, pero otra parte, la que verdaderamente importa, le mantendrá en ese estado de autosabotaje. No es que se quiera hacer perder, es que no está dispuesto a ganar si el precio que debe pagar es seguir reglas, y da igual que las reglas las ponga él mismo, lo que no quiere es tener que seguirlas. Ya ha seguido demasiadas reglas y ahora prefiere cabalgar hacia lo que él llama “libertad” aunque los demás no lo comprendan.