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Las trampas mentales en el trading

Las trampas mentales en el trading

Conocer la anatomía y la fisiología de nuestro cerebro no va a ser suficiente para gestionar sus respuestas, pero va a permitirnos identificar el mecanismo responsable. Los humanos compartimos estructuras con otros animales dedicadas a preservar nuestra supervivencia, ellas toman el mando ante una posible amenaza y se encargan de atacar o de huir. La amígdala es una de las más importantes, y como señala Daniel Goleman en su libro Inteligencia Emocional, ante determinadas amenazas, nuestras mentes pueden quedar literalmente secuestradas por la amígdala. Estas estructuras quedan al mando y nuestra razón se subyuga. Esto es así porque generalmente debemos reaccionar con rapidez ante el peligro: veo lo que puede ser una serpiente y debo saltar fuera de su alcance. Luego, más sosegadamente, me doy cuenta que lo que me ha espantado no era una serpiente, sino una soga que he tomado por una serpiente. Eso es un falso positivo: me he equivocado, pero sigo vivo. Si mi razón estuviese evaluando la amenaza de forma sosegada y si fuese el caso de que realmente fuese una serpiente, tal vez me daría cuenta del peligro demasiado tarde, es por esto que mi capacidad para razonar con tranquilidad queda mermada en estos casos.

En el trading estos mecanismos que velan por nuestra supervivencia pueden activarse muy rápidamente y es nuestro trabajo gestionar este proceso, por lo demás automático y subconsciente. La trampa está en pensar que bajo presión podemos tomar el control: no, ese no es el camino. Si estamos bajo presión y traspasamos cierto umbral de activación, es demasiado tarde. Por este motivo debemos de establecer estructuras que permitan estar al control de estas respuestas emocionales antes de que estemos percibiendo una amenaza. El efecto que tiene este secuestro, lo hemos comentado antes:  visión centrada en la fuente de la amenaza, pulso acelerado, aumento de la transpiración, respiración acelerada, pupilas dilatadas, etc. Como traders, estas potenciales amenazas están muy presentes: cualquier operación que tomes puede resultar en una pérdida, y si en tu mente existe la equivalencia de que una operación negativa amenaza tu valor como trader, tu seguridad financiera, tu autoimagen, etc. cualquier operación puede secuestrar tu razón. 

Si tomas una posición comprada, por ejemplo, y sitúas tu stop de protección en el mercado, tu mente puede percibir la acción del precio yendo en contra de tu entrada como una amenaza. Si el precio logra esto, pierdes. Tú sabes desde la razón que perder forma parte de esta actividad, que tu sistema te da una ventaja en el mercado que se expresa en forma de una probabilidad y, aunque la operación ponga la ventaja a tu lado, existe la posibilidad, muy real por lo demás, de que termines con una operación negativa. No pasa nada porque esto está contemplado en tu sistema de trading, forma parte de la varianza. Si sigues operando con la ventaja a tu favor, terminarás ganando, pero tu mente no está cableada para pensar en estos términos. Tu mente ve el precio yendo en contra y es como si viera un depredador: tu pulso se acelera, te tiembla la mano, se entrecorta la respiración, tu mirada queda fijada en cualquier retroceso del precio y tras cierto umbral estás perdido, tu razón queda en un segundo plano y al mando está la amígdala, el sistema límbico: modo supervivencia. Apagamos la capacidad de razonar sosegadamente y nos centramos en hacer frente al peligro, pero es que el peligro no existe, no hay tal cosa como una amenaza si tú no le das ese poder a la acción del precio.

Una operación negativa es algo que forma parte de esta actividad, y sabes que en el mercado puede suceder cualquier cosa en cualquier momento, pero lo sabes con la razón, tus emociones no entienden de razones, y si les das pié se encargarán de hacer frente al peligro: ¿cómo? Atacando o huyendo. Mover el stop para alejarlo de la acción del precio incurriendo en un mayor nivel de riesgo es una maniobra de huida, por ejemplo; salir del mercado ante un pequeño retroceso es otra; no tomar todo el beneficio disponible por miedo a un retroceso es otra; tomar una operación con el doble de contratos de los que manejas para recuperar una pérdida es una acción de ataque; sobreoperar y entrar al mercado cuando no hay un set up definido es otra.

En cualquier caso no estás haciendo lo que tu razón ha definido como lo correcto: lo que te daba la ventaja, lo que has recogido en tu trading plan, porque el capitán ya no es tu razón si no tu amígdala. Entonces, ¿que debemos hacer? La razón sabe lo que debes hacer, pero la emoción la encierra en un cuarto oscuro cuando huele la pólvora, es un mecanismo automático que tiene su razón de ser, cuya intención es positiva: es protegerte de una posible amenaza. La evolución ha demostrado que es mejor equivocarse y dar un falso positivo huyendo de una sombra, que quedarse parado analizando si es una sombra o es un depredador, y tú has heredado ese mecanismo, lo que pasa es que en el mundo del trading esto juega en tu contra.

Una de las primeras cosas que debemos comprender es que tenemos una mente  diseñada para hacer frente a la certidumbre, que se enfrentará a un reto basado en la incertidumbre, y cuanto más se esfuerce en controlar lo incontrolable peor le va a ir. ¿Cómo se explica que haya tantos traders que lleven años y años empeñados en conseguir la consistencia, y que fracase en una y otra vez? ¿Es porque no saben analizar el mercado? ¿No han aprendido a leer la acción del precio?¿No saben encontrar oportunidades? Probablemente estos traders sean excelentes analistas, pero también pésimos ejecutores. ¿De qué te sirve analizar la acción del precio y saber lo que debes de hacer para ganar, si cuando estás en el fragor de la batalla haces lo contrario? Debes operar con un stop, pero si el precio va en tu contra lo mueves: eso no lo hace la razón,  sino la emoción. Entonces, debemos ser capaces de anticiparnos a estos secuestros. Hemos dicho que si percibimos una amenaza se activará la alerta, y que si traspasamos cierto umbral, será demasiado tarde. ¿Cómo lo hacemos para percibir una amenaza? Eso es algo que debes conocer. Las amenazas hemos dicho que son muchas y variadas: unos traders ven su situación financiera en juego, ese es su reto; otros ven su autoimagen en juego; otros aún han soñado con un cambio de vida y no lograrlo es su problema; otros tienen un préstamo que devolver; otros tiempo invertido que justificar ante su familia; otros ven en el trading un desafío a su inteligencia.

¿Qué es lo que percibes tú como una amenaza? Si llevas tiempo operando los mercados financieros y sabes que otras personas con menos experiencia que tú y tal vez con menos conocimiento están ganando, ¿cómo te sientes? ¿qué dice esto de ti y de tu valor? Son muchas las trampas mentales que un trader puede tenderse. Lo que queremos ahora es facilitar un proceso que permita reconocerlas y desactivarlas, porque sin ese trabajo interior, el trader está perdido y no tiene posibilidades de sostener en el tiempo sus resultados.

En este vídeo reflexiono sobre este hecho y te invito a que observes tu propia forma de afrontar tus dificultades.

Quedo a tu disposición para profundizar cualquier aspecto que sea de tu interés.